Claudia Martínez
(Especial para ANÁLISIS)
Empezaba a llover afuera, más bien una garúa fuerte le ponía un poco de gris al mediodía. Julio Solanas esperó a ANÁLISIS en el estudio de su esposa, Sandra López, en la misma cuadra donde tiene su casa. Todo cerca, la cancha, el barrio donde tuvo varios trabajos.
Julio relata su vida a partir de lo que ama: el deporte. “Jugué en Paraná. También en el ´74 pasé por los regionales de Ministerio a Paraná, a préstamo”, cuenta a propósito de la cercanía de su casa al Club Paraná. “Tengo muchas fotos”, recuerda.
Tiene 66 años. Nació el 31 de enero del ´53, jugó al fútbol siempre en Ministerio y “pasaba los regionales que era para jugar un Nacional de fútbol. Terminó el regional y volví, y en el ´77 me compra Patronato. Jugaba de 9, del viejo centro foward -dice-; estaba haciendo la colimba y en el ´78 ganamos el Regional, justo se cumplieron 40 años”, aniversario que acompañaron estos días con una reunión con los protagonistas de ese equipo de Patronato.
Vivió en calle Scalabrini, Villa Almendral, luego en 3 de Febrero, un tiempo largo, hasta pasar también parte de su vida por calles Confederación Argentina y Las Lechiguanas. “Todos los lugares tienen un tiempo de felicidad, siempre te acordás de lo bueno cuando pasa el tiempo, que borra lo feo”, afirma acodado en el escritorio del estudio de Sandra, su esposa.
“Yo tenía 21 años cuando murió mamá, mi otro hermano 18 y Raúl 10. Papá se casó de nuevo. Éramos tres del primer matrimonio y luego tres del segundo”, desgrana en la historia de su familia.
Ése es el único momento donde los ojos se le humedecen: cuando se acuerda de su mamá. Raúl y Domingo, sus hermanos, “ya no están en la tierra”, como dice cuando se refiere a la muerte de sus hermanos. Uno falleció trágicamente y el otro no soportó el dolor de perderlo.
Asegura que tuvo una infancia hermosa, cerca del río, cerca de Puerto Sánchez; iba a la escuela Estrada, luego al Colegio Nacional y comenzó Derecho en la Universidad Nacional del Litoral.
—¿Te gustaría terminar la carrera de Abogacía?
— (Duda) Una vez, hace unos años, hice la admisión otra vez pero después no terminé ninguna materia. Es una cuestión pendiente pero no traumática, me gustaba hacer Derecho por la cuestión vinculada a la balanza de la justicia, poder ayudar a una sociedad que creo que es injusta. Desde mi juventud veía el Derecho como la posibilidad de la inclusión, pero veo que por más que sea el Derecho es una cuestión injusta el mundo. El uno por ciento tiene lo que le falta al 99 por ciento. Viví en un barrio humilde donde mi papá alquilaba, mis abuelos paternos eran panaderos. Mi mamá es hija de vascos, el apellido de mi mamá era Aranaz. Tengo descendientes catalanes, vascos y algo de alemán, El apellido de la mamá de mi mamá era Feltes.
Solanas fue intendente de Paraná dos veces, legislador, entre otros cargos públicos, para los que fue elegido.
—De todos los momentos en tu vida como ciudadano público, ¿qué rescatarías de bueno o malo?
—Son todas experiencias enormes. He pasado por los estrados judiciales, y para eso me saqué los fueros. Fui a un juicio oral y público. Y salí absuelto. Creo que fue correcto sacarme los fueros. Soy positivo, me cuesta tener rencor. Creo que es mejor y más saludable vivir sin rencores, sin esa bronca, es mucho mejor vivir así. En realidad si hay una persona que tiene rencor, lo tiene ella. Yo no quiero cargar con todo eso que no hace nada bien. Uno siempre saca lo positivo de todo lo que pasa. Uno pasó situaciones muy duras. Ahora tengo hijas y una vez Florencia, mi hija, me enseñó algo. Ella es bailarina y fue a dar una audiencia en Buenos Aires y quedó entre las cuatro. Yo la alentaba por cualquier cosa que pasara. Ella me decía: “Papá tuve la experiencia… ya está”.
(Más información en la edición gráfica número 1097 de la revista ANALISIS del jueves 30 de mayo de 2019)
