Sofía Arnaudín
La pandemia por el Covid-19 generó diversos movimientos de artistas autoconvocados en la provincia. ANÁLISIS dialogó con algunos de sus representantes para conocer la génesis de un reclamo que trasciende el contexto actual: gozar de los mismos derechos que cualquier trabajador. Los casos de Gualeguaychú, Concordia y Gualeguay; sus principales reclamos condensados en redes locales, provinciales y nacionales y una ayuda extraordinaria que llega a destiempo de las necesidades de los cultores de la provincia.
El contexto en que nos encontramos inmersos, puso en jaque el rol de la cultura y de quiénes la llevan adelante. De qué manera la sociedad, los representantes del Estado y los mismos y mismas cultores y culturas de la provincia perciben y reconocen su labor cotidiana, son preguntas que surgen hace un poco más de 200 días, donde miles de artistas y espacios culturales, encuentran la mayor fuente de ingresos en cero.
Talleres, funciones, espectáculos, giras; los principales motores de una actividadque hoy están prohibidos, o -en el mejor de los casos- limitados. Si bien en algunos puntos de la provincia, y bajo estricto protocolo sanitario, se han generado algunas acciones culturales, esto es parcial y no alcanza a cubrir el desgaste económico y anímico que implica cargar con el día a día, en un estado de total incertidumbre. Es por eso que artistas de distintos rubros y puntos de la provincia, espacios y salas culturales, gestores y gestoras, se han agrupado a nivel local, provincial y nacional.
Visibilizar las necesidades del sector, viabilizar políticas públicas, cambiar la mirada de toda una sociedad, dignificarse; son algunas de las consignas que levantan.
No es un hobby
“Queremos ser reconocidos como trabajadores de la cultura”, dispara, sin rodeos, Gastón Díaz. Actor, director, dramaturgo. Lleva adelante el espacio cultural Liebre de Marzo, en la ciudad de Gualeguay; forma parte de OtéDanán (Red de Espacios Culturales Autogestivos de Entre Ríos) y de La Lupa (Trabajadores de la Cultura de Gualeguay Autoconvocados); ambos movimientos surgidos durante la pandemia. “Fue como una especie de despertar; lamentable que haya tenido que pasar la pandemia para que nos diéramos cuenta de que era muy necesaria la organización. De hecho, no tenerla hizo que estemos en el estado en el que estamos. Yo me explico de esa manera que, por ejemplo, gastronómicos hayan podido abrir con tanta anticipación y los teatros que pueden tener normas de seguridad, higiene y distanciamiento, estén cerrados. Creo que tiene su razón de ser en que es un sector económico más organizado y eso es lo que estamos tratando de conseguir desde nuestro sector también”, agrega en diálogo con este medio.
“Nosotros también nos hacemos cargo de haber permitido esta precarización del sector, pero estamos intentando, desde este reconocimiento como trabajadores dignos, lograr consensos que nos hagan más fuertes ante el Estado o un privado, para lograr esa dignidad como trabajador tan vapuleada. Nos capacitamos para esto, invertimos en instrumentos, equipamiento, tiempo en ensayo, estudiar, enriquecerse; Gualeguaychú tiene una riqueza cultural que no surge por arte de magia. Y esa inversión se paga”, asegura, la artista gualeguaychuense Paulina Lemes. Es parte fundadora del Centro Cultural Alas, de esa ciudad y hoy integraCAIDEGú (Colectivo de Artistas Independientes de Gualeguaychú); movimiento que nace ante la convocatoria de "Voluntariado de prevención y concientización", lanzada por la dirección de Cultura Municipal de Gualeguaychú, a fines de septiembre (Ver recuadro). “Conseguimos la primera reunión oficial con seis representantes del municipio, menos el intendente. Largamos un comunicado, donde reclamamos como colectivo la dignificación de nuestro trabajo, el rechazo a la precarización laboral en talleres culturales en los barrios, la solicitud de reapertura en centros culturales como centros culturales, porque nos querían habilitar como gastronómicos. Queremos abrir con protocolo, queremos trabajar; ha pasado mucho tiempo. Queremos políticas públicas, un proyecto a corto, mediano y largo plazo. No obtuvimos respuesta concreta a esos puntos, sí el reconocimiento de las fallas y olvidos y la invitación al diálogo y a la conformación de una mesa para trabajar en conjunto, en un proyecto cultural más serio. Habrá una próxima reunión”, cuenta a ANÁLISIS, Paulina Lemes.
(La nota completa en la edición 1115 de la revista ANALISIS del jueves 15 de octubre de 2020)
