En la investigación por el asalto a un narcotraficante de Esperanza y la detención en Santa Fe de dos paranaenses, surgen los vínculos de una banda que no estaba en la mira de la Justicia. Hay dos prófugos, uno de ellos con condenas por homicidio y robos. El procesamiento de Andrés Fernández y Daniel Tarsia asegura que la cocaína que llevaban iba a ser distribuida en Paraná.
J.A.M.
Andrés Gustavo “Tati” Fernández y Daniel Eduardo Tarsia eran nombres conocidos para el ambiente policial de la década del 90 y de principios de este siglo. Asaltos a grandes comercios, distribuidoras y hasta bancos. Pasaron años en varias cárceles de Entre Ríos y de otras provincias. Estaban de regreso en Paraná y algunos los creían jubilados del hampa. Las reglas de juego cambiaron, las medidas de seguridad en empresas y financieras dejan los grandes botines para los ladrones de guante blanco o los estafadores informáticos, mientras que los atracos audaces se ven solo en Netflix. Entonces, ellos se pasaron al rubro con mayor ganancia y menos riesgo del mercado: el de las drogas. El 21 de marzo a la mañana fueron detenidos en Santa Fe con poco más de dos kilos de cocaína, luego de ir a robarle varios millones a un narco de la ciudad de Esperanza. Otra vez, cayeron por un asalto y, por impericia, tienen ahora su primera causa por narcotráfico.
Tal como adelantó ANÁLISIS en la edición pasada, Fernández tiene 58 años, vive en el barrio 25 de mayo de Paraná y es muy compinche de Leonardo Garcilazo, más conocido como “Cepillo”, un santafesino radicado en la capital entrerriana considerado por muchos como uno de los narcos más prósperos y más perdonado por el sistema judicial. Sin embargo, hasta ahora este hombre no ha aparecido en la trama de lo ocurrido hace casi un mes en la vecina provincia. Pero un dato lo acerca: el abogado de Garcilazo, el penalista santafesino Claudio Torres del Sel, apareció como el defensor de Fernández tras su caída del otro lado del río. Este letrado ha intervenido en al menos dos causas de Cepillo en Entre Ríos, con algunas polémicas intervenciones.
Tarsia tiene ya 66 años, nació en la ciudad de Buenos Aires, pero hace un par de décadas que vive en Paraná, últimamente en la zona del centro.
Sin dudas, los 2,138 kilogramos de cocaína tenían como destino la ciudad de Paraná y su distribución entre algunos vendedores al menudeo. La causa que se tramita en el Juzgado Federal N° 1 de Santa Fe, a cargo de Reinaldo Rodríguez, revela los contactos que habrían tenido los dos detenidos con un narco de la capital santafesina, señalado como quien les pasó el dato a los viejos delincuentes paranaenses para ir a robar el dinero de otro comerciante de drogas de Esperanza.
Pero no eran Fernández y Tarsia los únicos que se mandaron a concretar la misión que los dejaría bien parados por un tiempo y los haría crecer en el negocio. Los acompañaban al menos otros dos hombres, que están prófugos de la Justicia porque cuando fueron interceptado por los policías, lograron bajarse del auto y salir corriendo justo a tiempo.
Uno de ellos es Maximiliano Atilio Damián Casala, quien sí estaba en la mira de policías por robos a mano armada ocurridos en Paraná en los últimos meses. Este hombre tiene unos 40 años y varias condenas. El más grave ocurrió en la madrugada del 12 de setiembre de 2007 cuando se produjo un enfrentamiento en la zona oeste de la ciudad, en el cual resultó herido de muerte Diego Ramón Duarte, de 23 años. Entre los agresores se encontraba Casala, junto a Ernesto Velázquez, Fernando Exequiel Narváez y Sergio Vega. La causa terminó como homicidio en riña, pero Casala, mientras permanecía libre, había acumulado otras imputaciones, como el ataque a balazos a un hombre en el barrio Paraná XVI en noviembre de 2012. En un juicio abreviado, por los dos hechos el muchacho aceptó cumplir la pena de cuatro años y seis meses de prisión efectiva, en la Unidad Penal N° 1. Antes había tenido otras causas por delitos contra la propiedad, como robo de motos, en particular cuando quedó registrado por sustraer una del estacionamiento del hospital San Martín.
(La nota completa en la edición gráfica número 1129 de la revista ANALISIS del 13 de abril de 2022)
