Una investigación por venta de drogas en la ciudad de Gualeguay, en 2016, detectó que había dos grupos familiares que se dedicaban al narcomenudeo en forma organizada. Tras los allanamientos, fueron detenidas varias personas, quienes recientemente acordaron en un juicio abreviado distintas penas de prisión. En total, fueron ocho los condenados por narcotráfico, entre ellos los cabecillas Gerardo Ramón Torres y Gabriel Hernán Capandeguy.

La causa se originó a partir e información recabada por la Delegación de Toxicología de la Jefatura Departamental de Gualeguay acerca de la sospecha de que el mencionado Torres comercializaba estupefacientes en su casa, donde también tenía una gomería.

De las vigilancias realizadas surgió también que podría estar involucrado el domicilio de la madre del hombre para las actividades ilícitas. Luego comenzaron a escuchar las conversaciones telefónicas de tres líneas intervenidas, a partir de lo cual surgieron nuevas pistas, y así al descubrimiento de nuevos sujetos que supuestamente participaban del narcomenudeo, publicó Uno Entre Ríos.

Con el avance de la investigación se pudo determinar la integración de dos grupos de personas dedicadas a la comercialización de estupefacientes. El primero, organizado y liderado por Gerardo Torres, e integrado por su pareja, su hermana, la pareja de esta última, y otro joven allegado.

El segundo, estaba a cargo de Gabriel Capandeguy, en el que intervenían su pareja, su madre, la pareja de esta, y otra mujer, familiar del líder del primer grupo.

Finalmente, fueron ocho los procesados que fueron llevados a juicio. Antes de llegar a la instancia del debate, los imputados prefirieron acordar un juicio abreviado con la Fiscalía.

De este modo, en una audiencia ante el Tribunal Oral Federal de Paraná, presidido por Roberto López Arango, reconocieron sus responsabilidades en los hechos y su grado de intervención en relación al delito de comercio de estupefacientes agravado por la intervención de tres o más personas.

Los dos mencionados cabecillas de los respectivos grupos que vendían drogas, fueron condenados a seis años de prisión, por sus responsabilidades en calidad de coautores del delito de comercio agravado de estupefacientes, así como la multa de 8.000 pesos para cada uno.

En relación a los restantes imputados se estableció que deben responder en calidad de partícipes secundarios del comercio agravado de estupefacientes. Por lo tanto se impusieron penas desde cuatro años a cinco años y dos mees de prisión efectiva, así como diversas multas.

Finalmente, acordaron que se mantengan las prisiones domiciliarias oportunamente otorgadas, y el decomiso del dinero incautado en los distintos allanamientos, es decir, la suma total de poco más de 50.000 pesos.

Por otra parte, uno de los procesados que realizó un juicio abreviado aparte, acordó una pena de cuatro años de prisión por el mismo delito en calidad de partícipe secundario, por su menor grado de injerencia en el hecho atribuido.

A su vez, se remarcó que le corresponden salidas socio familiares, lo cual aprovechará para reinsertarse socialmente. El joven de 21 años es albañil, y en la audiencia del abreviado, el juez López Arango valoró: “La posibilidad de que el joven este con su familia que va a ser provechoso. Pero además, también la situación particular del joven, la buena impresión que nos ha causado, que pueda salir a trabajar y se pueda resocializar, el trabajo es fundamental para cualquier ser humano. Al formarse el legajo de ejecución, luego del dictado de la sentencia, podrá poder empezar con los trámites para que pueda salir a trabajar”, y bregó que pese a que “son tiempos difíciles, alguna empresa o algún particular que lo pueda recibir para trabajar”.