De ANÁLISIS

La crisis económica golpea. Y si bien la situación no es exclusiva de ahora, se nota con mayor fuerza –por lo menos- de un año a esta parte.

El Gran Paraná sufrió un incremento de los hogares ubicados cerca de basurales (3 cuadras o menos) en el primer semestre de 2023, en comparación con igual período del año anterior.

El último año, el porcentaje de hogares ubicados en zona de basurales fue del 2,2 por ciento en la capital entrerriana, mientras que en 2022 había sido del 1,8 por ciento.

La ciudad de Concordia también registró un incremento: En 2023 fue el 1,2 por ciento de los hogares, mientras que en 2022 había sido del 0,7 por ciento.

La curva estadística venía registrando una mejora social en este aspecto, comparando 2021 y 2022. Sin embargo, en 2023 volvió a aumentar el número de hogares ubicados en sectores cercanos a basurales en las dos principales ciudades entrerrianas.

Así lo dio a conocer el programa “Cuestión de Fondo” (Canal 9, Litoral), en base a datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INDEC -Encuesta Permanente de Hogares).

Y en lo que va de este año, la situación social registra un fuerte agravamiento en los barrios más vulnerables. Así lo reconocieron a “Cuestión de Fondo” dos referentes sociales: se trata del padre Miguel García, de la Parroquia “Nuestra Señora de Guadalupe” de Paraná, y el titular de la Vecinal del barrio San Martín, Roberto Gómez.

El sacerdote Miguel García, del barrio La Floresta, explicó que se percibe el último tiempo un incremento de familias que se instalan en la zona del volcadero en el barrio San Martín. “Son familias del mismo barrio o de otros barrios que buscan cartón, cobre y otros elementos para poder vender”.

El párroco indicó que en la zona se observan muchas parejas jóvenes en esta situación, trabajando para poder hacerse de unos pesos.

Viviendas precarias

La problemática de quienes se instalan en la zona del volcadero es cada vez mayor y las características de sus precarias viviendas agravan todavía más el cuadro: “Hoy llega gente al ‘volca’ que no es de la zona. Se instalan a allí para ganar su sustento”, sostuvo el sacerdote.

Pero ahora se viene el invierno y la precariedad de esas viviendas las convierten en un verdadero peligro para sus ocupantes. “Llega la época de mucho frío y Dios quiera no suceda como ocurrió años anteriores, porque las familias para calentarse prenden algo adentro de la casa. Y éstas, al ser construidas en un material muy inflamable, corren riesgo de incendio”.

Comedor comunitario

El comedor de la parroquia también registra una fuerte demanda. “Hoy en día asistimos a 57 familias, que totalizan unas 205 porciones. Pero el año pasado eran sólo 77 porciones. No nos falta nada, pero tampoco sobra nada. Sin embargo, cada vez cuesta más llenar la olla. Este año aumentó notoriamente la cantidad de porciones que preparamos en nuestro comedor. Cada vez tenemos más personas que vienen a solicitar alimentos. La gente te dice: ‘tenemos hambre, no tenemos para comer”, subrayó García a “Cuestión de Fondo” (Canal 9, Litoral).

Despidos y crisis

Roberto Gómez es presidente de la Vecinal Barrio San Martín. Según advierte, los últimos meses se agravó la situación de las familias que viven en zonas aledañas al volcadero. “Las familias que se encuentran cerca del basural son muchas. Principalmente, la situación se agravó el último tiempo con los despidos y la crisis económica. Hay mucha gente que se quedó sin laburo y el sustento es el volcadero. Muchos vienen y se instalan en nuestro barrio y eso se nota porque se está poblando más”.

Según explica Gómez, la mayoría de esas precarias casitas son construidas con chapas, tarimas, lonas y bolsas negras. Desde el lugar que nosotros estamos, tratamos de hacer todo lo que está a nuestro alcance. Somos un equipo bastante grande conformado por la parroquia, la Vecinal, Escuela Nazareno y distintas organizaciones sociales. Trabajamos con expedientes y se planifica mediante un informe y el mismo se eleva al Municipio para que el vecino pueda gestionar un techo”.

El titular de la Vecinal reconoció que, hoy por hoy, son más de 300 familias las que trabajan durante el día en la zona del volcadero “para llevar el sustento a su casa”.